Normalmente cuando se habla de cuidar la calidad del aire en interiores nos enfocamos en el uso de elementos de filtración y en las tasas de renovación de aire, dejando un poco de lado el papel que juega la envolvente.

Sin embargo, como veremos a continuación la envolvente de un edificio está altamente relacionada con su calidad del aire.

Aspectos de la envolvente que afectan la calidad del aire

Radón: El radón es un gas inodoro e incoloro que está altamente relacionado con el cáncer de pulmón. El radón se encuentra atrapado en el subsuelo y tiende a infiltrarse en los edificios a través de grietas, orificios y materiales porosos en contacto con la tierra (normalmente el firme).

Materiales con VOCs y otros compuestos dañinos a la salud: Existen muchos productos que aún después de instalados tienden a emitir vapores o gases dañinos a nuestra salud (VOCs), por ejemplo, pinturas, selladores, materiales utilizados en el acabado de muebles… Sin embargo, la concentración de estos vapores o gases tiende a ser mayor en edificios nuevos y a reducirse con el paso del tiempo.

En algunas ocasiones se sugiere hacer una purga de aire (flush out) antes de la ocupación para reducir la concentración de VOCs, es decir inyectar cierta cantidad de aire para difuminarlos. Esta es una solución controvertida, ya que puede derivar en un alto consumo de energía, pues requiere del uso del HVAC en espacios no ocupados, y no garantiza que se van a reducir los niveles de VOCs a parámetros aceptables (debemos considerar que la mayoría de las purgas de aire no van acompañadas de mediciones de contaminantes presentes en el aire). La mejor manera de reducir la presencia de vapores y gases dañinos en interiores es seleccionando cuidadosamente los materiales que vamos a utilizar en nuestros muros, techos, firmes…

Moho: El moho está asociado a diversos problemas respiratorios, que van de resequedad en la garganta a infecciones en los pulmones. Este suele aparecer durante el invierno en muros y techos que dan al exterior, al entrar en contacto el aire caliente del interior con sus superficies frías. Cuando utilizamos aislamiento térmico ayudamos a reducir la diferencia de temperatura entre la cara interior de la envolvente y el aire caliente, reduciendo la posibilidad de condensación en estas superficies.

Además de la diferencia de temperaturas el moho puede resultar de la falta de hermeticidad en la envolvente. En el verano, el aire caliente y húmedo del exterior se puede infiltrar a través de pequeños huecos, condensándose en el interior del edificio.

Una mala planeación de la construcción también puede resultar en formación de moho. Ejemplo de esto es el almacenar materiales que absorben humedad en el exterior o tenerlos instalados y expuestos durante procesos que liberan humedad, como durante el curado del concreto.

Infiltración de aire: El aire contaminado del exterior puede infiltrarse al interior a través de la envolvente, por ejemplo, gases de combustión provenientes de automóviles pueden introducirse a un edificio a través de puertas o ventanas mal selladas. Las canalizaciones de instalaciones embebidas en muros y/o techos también pueden transportar contaminantes cuando no son selladas correctamente.

Contaminantes retenidos en materiales: Los materiales que utilizamos en la envolvente, en particular materiales porosos como el yeso o telas, pueden se fuentes de captación de contaminantes. Por ejemplo, las alfombras, no solo retienen los contaminantes que introducimos con los zapatos, también pueden captar partículas suspendidas en el aire cuando las corrientes que los transportan chocan contra su superficie. La línea obscura que se forma en la alfombra debajo de la puerta es una representación de esto. Si la puerta se encuentra cerrada y existe una diferencia de presión entre espacios, el aire va a tender a moverse del lugar de alta presión al de baja presión, al estar la puerta cerrada, el flujo de aire se produce debajo de la puerta, dejando impregnado en su paso por la alfombra las diminutas partículas contaminantes que transporta.

La diferencia de temperatura entre materiales, además de contribuir a la formación de humedad, facilita que las partículas suspendidas en el aire se adhieran a las superficies de la envolvente. Un ejemplo lo podemos ver en algunas cubiertas aligeradas, sin aislamiento térmico continuo, en donde se han marcado las vigas en un tono más obscuro, ya que estas actúan como un puente térmico con el exterior.

Contaminantes retenidos en alfombra

Contaminantes retenidos en losa por diferencia de temperatura

Hablar de calidad del aire en interiores va más allá del sistema de ventilación y filtración de nuestro edificio, requiere de un esfuerzo consciente por diseñar e instalar sistemas que eviten la formación y captación de contaminantes. En particular, debemos dar prioridad a la envolvente del edificio, la cual, como hemos visto, puede estar asociada a múltiples factores que perjudican la calidad del aire.

Taller Energía: Consultoría Sustentable y Diseño de Ingenierías.


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