De acuerdo al sitio web de la Organización Mundial de la Salud al 12 de abril de 2021 la presente pandemia ha cobrado la vida de más de 2.92 millones de personas en el mundo. Ante estas cifras, es normal que la mayoría de nosotros busquemos protegernos del virus
En el inicio de la pandemia se hablaba de la limpieza y desinfección de superficies como la mejor estrategia para protegernos del virus, desde luego estar en ambientes limpios es importante, pero debemos cuidar el tipo de productos que utilizamos al limpiar. Algunos productos de limpieza son tóxicos en concentraciones elevadas, en su etiquetado encontrarás la recomendación de ventilar al utilizarlos. También es importante evitar la combinación de productos sanitizantes, la mezcla de sustancias suele generar subproductos nocivos para la salud.
Conforme la pandemia fue avanzando se empezó a tener más información sobre su transmisión por aire (aerosoles) y se empezaron a buscar estrategias para cuidar la calidad del aire interior, entre ellas el uso de purificadores de aire. Se ha visto que los purificadores de aire son efectivos para reducir el riesgo de transmisión del virus, siempre que se haga una correcta selección del equipo.
El tema con los purificadores, como sucede con los productos de limpieza, es que algunas tecnologías generan subproductos que son tóxicos para nosotros y/o cuya efectividad no ha podido ser demostrada. Un ejemplo de esto son los purificadores de aire que utilizan ozono, un compuesto nocivo para la salud que al inhalarlo puede ocasionar daño en los pulmones. Inclusive concentraciones relativamente bajas de ozono pueden ocasionarnos dolores de pecho, irritación en la garganta, tos, problemas para respirar.
Otro ejemplo de tecnología cuestionable son los purificadores de aire con ionización, ya que suelen generar subproductos como ozono, formaldehidos y Compuestos Orgánicos Volátiles (VOCs) que también son nocivos para los pulmones.
Lo mejor en cualquier caso es revisar bien las etiquetas de los productos que utilicemos, e informarnos sobre la efectividad y riesgos de las diferentes tecnologías existentes. Para el caso del COVID19 se ha visto que estrategias relativamente sencillas como una ventilación adecuada, el uso de cubrebocas y los purificadores de aire con filtros MERV13 o superiores, son adecuadas para disminuir su propagación.
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